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Sirio López Velasco

TRES TEXTOS SOBRE ÉTICA, ESTÉTICA Y ECOMUNITARISMO. COMPILACIÓN DE SIRIO LÓPEZ

Sirio López Velasco (lopesirio@hotmail.com)


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NOTAS SOBRE LA ÉTICA Y EL PRINCIPIO-VIDA

Introducción

Como se sabe, a partir de la gramática profunda de la pregunta que instaura la Ética, a saber, “¿Qué debo hacer?”, hemos deducido las tres normas éticas fundamentales que nos exigen, respectivamente, luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, realizar esa libertad en la búsqueda de consensos con l@s otr@s, y preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana. Esas tres normas son la base de una crítica radical al capitalismo, que las viola diariamente, y de la propuesta de un orden socioambiental poscapitalista sostenible, el Ecomunitarismo, cuyas diversas dimensiones recordaremos al final de este texto.

Definición de la salud

Partiendo del concepto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) podemos definir la “salud” como el estado sistémico de equilibrio inestable de bienestar físico, social y psicológico de los individuos y grupos humanos. Creo que también podemos aplicar ese concepto a la naturaleza no humana; así, animales y plantas sanas serian aquellos que, según su edad, están ejecutando plenamente sus funciones vitales y ecológicas (su interacción con los otros seres vivos y con el medio abiótico). E incluso podemos decir que el medio abiótico (tierra-rocas, aire, agua) tiene salud cuando sus cualidades físico-químicas esenciales se mantienen estables-resilientes, sin sufrir devastación y/o degradación irreversibles.

Definición de la vida

Un diccionario común define a la vida como sigue: “Propiedad o cualidad esencial de los animales y las plantas, por la cual evolucionan, se adaptan al medio, se desarrollan y se reproducen”.

Entre otras cosas se puede notar que esa definición se debe ampliar; en efecto la Biología actual divide a los seres vivos en los siguientes reinos: animal, vegetal, fungi, protoctista y monera.

En segundo lugar hay que hacer notar que existe una dialéctica indestructible entre “vida” y muerte” (que sería la cesación de aquellas propiedades y capacidades). En efecto, desde el momento en el que un individuo nace, ya empieza a morir, porque una o más de sus células perecen (al tiempo en que nacen otra u otras), y ese proceso lo acompaña en una descendiente que constituye todo su ciclo vital (hasta que el mismo cesa, o sea, que “muere”). De esa dialéctica también hace parte el hecho de que la vida de cada individuo se mantiene a costa y gracias a la muerte de otras entidades (vivas y no vivas); así se conoce la cadena alimentaria entre los seres vivos; y también hay que mencionar la devastación y/o degradación reversible (infelizmente salvo en el caso del ser humano, que puede hacerlas irreversibles) de los elementos del medio abiótico en y gracias al que también logran vivir los seres vivos.

¿Basar la ética en el principio-vida?

A la luz de todo lo dicho nos parece muy frágil la propuesta de algunos filósofos (incluso algún latinoamericano) que pretende basar la ética en el “principio-vida en tanto que principio material universal”, entendiendo por tal que es ético todo aquello que afirme y promueva la vida, y no lo es todo aquello que no lo haga.

En primer lugar hay que notar que ese supuesto fundamento de la ética carece de todo proceso deductivo fundado en el lenguaje y en la Lógica; y por ello, a él se podría contraponer o con él se podría “competir”, con cualquier otro principio del tipo, “la ética está basada en la Biblia” (o en el Corán, o en la Torá, o en los Vedas), o “la ética está basada en el principio-felicidad”, o aún “la ética está basada en el principio-utilidad”; y cada una de esas otras propuestas de principio fundador tendría igual valor (o sea, ningún valor argumentativo), como ocurre con la del principio-vida.

En nuestro caso, muy por el contrario, hemos deducido la proto-norma y las tres normas fundamentales de la ética de la gramática profunda del lenguaje que cualquier interlocutor (en nuestra hipótesis en cualquier lenguaje humano) practica, y lo compromete aún y antes de que tenga conciencia de las reglas que lo rigen (como sucede con las reglas gramaticales de su idioma natal, de las que sólo tomará conciencia cuando frecuente los bancos escolares, pero que usará casi desde el momento en que empiece a hablar). Por eso nuestra deducción tiene alcance y valor universal, y ninguno de esos otros “principios” fundadores de la ética lo tiene.

En segundo lugar, el supuesto principio-vida ignora la dialéctica entre vida y muerte. Así por ejemplo, y en relación a la primera dimensión de esa dialéctica por nosotros anotada, esos filósofos no incorporan el hecho de que la vida empieza a morir desde el primer momento de su existencia.

Y, sobre todo, ignoran esos filósofos el hecho de que la vida de algunos seres vivos, por ejemplo humanos, se da a expensas de la muerte de otros, por ejemplo no humanos (es la segunda dimensión de la dialéctica que hemos desvelado). Por eso les resulta imposible a esos filósofos latinoamericanos carnívoros responder a la siguiente pregunta: si es ético sólo lo que afirma y promueve la vida, y no lo es lo que la afecta-cesa, ¿es ético que el ser humano se alimente de animales que mata para alimentarse? Casi todas las filosofías de la India responderían negativamente a esa pregunta; y así quedan mal parados los filósofos carnívoros latinoamericanos.

Pero dando un paso más adelante, hay que destacar que tampoco los orientales quedan bien parados ante la dialéctica vida-muerte, pues a los vegetarianos y aún a los veganos (incluyendo a los latinoamericanos, y entre ellos a los que sean filósofos) hay que hacerles notar que se alimentan de seres muy vivos, como lo son: las plantas!!! Por lo tanto su propia alimentación-vida es la negación de esa supuesta afirmación incondicional de la vida que dicen que fundamenta a la ética.

También hay que recordar que si hasta aquí nos ocupamos de acciones voluntarias, como lo son las de comer animales o plantas, nuestro metabolismo vital mata diariamente una incalculable cantidad de microorganismos, sin que tengamos sobre esa matanza ningún poder; ahora bien, los mentados defensores de la afirmación ética de “la” vida en general tendrían que condenar al ser humano a la muerte si quisieran impedir esa matanza en nombre de su principio genérico en favor de la vida. Resulta ilustrativo a ese respecto la santa insuficiencia de la práctica de los monjes jainas que en nombre del principio de no violencia se cubren con un tapabocas y barren el piso delante de sí al caminar para evitar hacer daño a cualquier insecto, sin saber que su sistema inmunológico y digestivo mata a diario una muchedumbre de microorganismos.

A diferencia del mentado principio-vida, la tercera norma que hemos deducido de la gramática profunda de la pregunta que instaura la Ética estipula la exigencia de que preservemos-regeneremos la salud de la naturaleza humana y no humana; y en relación a esta última cabe observar que la aludida regeneración presupone una anterior mortandad de otros seres vivos de los que subsiste el ser humano (inevitable según nuestro actual conocimiento y producción alimentaria). Por eso, si en lo que respecta a los humanos la tercera norma exige que intentemos preservar-regenerar cada vida, debemos interpretar la preservación-regeneración de la salud de la naturaleza no humana exigidas por esa tercera norma en un contexto ecológico-sistémico (o sea, de lo que se trata es de preservar el equilibrio ecológico de las especies, y no a cada individuo no humano por separado; una muestra de ello, y que tiene que ver con la salud humana, lo constituye el mantenimiento en una cantidad adecuada de la población de ciertas bacterias que habitan a los humanos, y que, si se reproducen en demasía causan o contribuyen a causar diversas enfermedades, como sucede con la bacteria Helicobacter Pylori en relación a la gastritis y su posible posterior agravamiento en úlcera y cáncer). Al mismo tiempo, reiteramos, en lo que respecta a la naturaleza humana, de lo que se trata es de promover la “salud” según la definición que antes hemos propuesto, o sea, sabiendo que la misma es un equilibrio relativo a cada edad y siempre inestable (que se desequilibra progresivamente con la edad y las enfermedades), y que desde el nacimiento nos hace morir de a poco (hasta que nos morimos definitivamente como individuos, al fin).

Finalmente, y eso queda como una orientación para la práctica cotidiana en el camino histórico que apunta hacia el ecomunitarismo, la tercera norma nos exige luchar sin afectar deliberada e irreversiblemente la salud de ningún ser humano o no humano; de ahí que por ejemplo, esa norma exija no matar a los capitalistas y a sus agentes (incluyendo a los sádicos esbirros que reprimen en nombre de los intereses del capital), y que las “heridas reversibles” que sea imposible evitarles tienen que ser las menores posibles; en esa perspectiva nos sirve de modelo la estrategia y tácticas de no violencia activa de Gandhi, y, sin llegar a tal grado de santidad, toda neutralización de los capitalistas y sus agentes en base al ejercicio de fuerza no letal y en el mínimo grado posible (aunque incluya el uso de armas de fuego), para hacer viable el paso al poscapitalismo con rumbo ecomunitarista.

Y reiteramos algo fundamental: la tercera norma hace parte de un conjunto también formado por las otras dos, con lo que se configura un claro perfil socioambiental en cuyo interior no cabe disociar las cuestiones sociales (de la libertad individual y del consenso) de las ecológicas (que involucran la preservación-regeneración de la salud de la naturaleza humana y no humana); de ahí que la aplicación de ese conjunto se extienda a todas las dimensiones del ecomunitarismo: la erótica libertaria-consensual, la economía ecológica y sin patrones que funcione con energías limpias y renovables y aplique el lema “de cada un@ según su capacidad y a cada un@ según su necesidad, en los límites de los equilibrios ecológicos y de la interculturalidad”, la política de tod@s basada en la democracia directa, la comunicación libre y simétrica que pone en manos de las comunidades a los actuales monopolios u oligopolios mediáticos, la educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada y la estética de la liberación.

Bibliografía mínima

LÓPEZ VELASCO, Sirio (2009). Ética ecomunitarista, UASLP, México, disponible gratuitamente en https://issuu.com/filopoiesis/docs/etica_mexico_final_2009 y en



 

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NOTAS POR UNA ESTÉTICA ÉTICA. UNA PERSPECTIVA ECOMUNITARISTA

(DESDE AMÉRICA LATINA)

A Guillermo Velasco


Introducción


Mi primo Guillermo Velasco me envió dos mensajes que motivan estas líneas, en las que rescato parte de un escrito anterior. En el primero de esos mensajes decía: “... estoy convencido de que una nueva concepción y nuevo concepto respecto de la ética va a ser incluso limitante para avanzar hacia la nueva sociedad que necesita la Humanidad. El nuevo abanico de la estética ética debe ser, en mi opinión una cuestión sine qua non”. Y en otro mensaje agregaba: “En criollo capaz que me explico mejor: las personas necesitamos aprender a disfrutar de la belleza que no perjudica al medio ambiente”. Y en una charla telefónica y un nuevo mensaje ejemplificó en sus opciones de frugalidad ecológica esa noción de una estética ética: renuncia a tener auto, el apartamento que alquila tiene los mínimos enseres y electrodomésticos (y no dispone de arañas, pues la luz que cuelga del techo ilumina sin necesidad de las mismas, ahorrando así mucho material que debería ser extraído de la naturaleza para fabricarlas), y disfruta con los trinos cotidianos de los pájaros y con el sol que alegran sus ventanas.


El fundamento ético y la perspectiva ecomunitarista


Como se sabe, la tercera norma fundamental de la Ética que hemos deducido de la gramática profunda de la pregunta que la instaura (a saber, “¿qué debo hacer?”) nos exige preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana. En esa norma se basa la visión de la estética ética y la opción de frugalidad ecológica voluntaria que acabamos de referir. (Las otras dos normas fundamentales nos exigen, respectivamente, luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, y realizar esa libertad en la búsqueda de respuestas consensuales con los demás acerca de la forma y contenido de nuestras vidas que afloran a través de cada pregunta “¿qué debo/debemos hacer?”). Aclaramos que esas normas sólo pueden hacerse realidad plenamente en una comunidad sin clases, la ecomunitarista.

En otro trabajo ya hemos manifestado que consideramos “arte” toda expresión que alguien catalogue o perciba con ese rótulo; y que en esa acepción el arte va más allá de la esfera de “lo bello” (que tan sesudamente intentó cernir Kant en su “Crítica del juicio”), pues alcanza a toda manifestación expresiva que un(a) autor(a) considere artística, como puede serlo una “performance” de alguien que en medio de una agitada avenida repleta de transeúntes que se cruzan anónimamente los unos con los otros, grita “¡somos seres humanos!”, queriendo hacer reflexionar a los que pasan acerca de su condición y de la inhumanidad de su anonimato recíproco. Al mismo tiempo agregábamos que también aprendimos con Ortega y Gasset (en especial en “La deshumanización del arte”), que el arte debe ser asumido como un juego; y que así, agrego yo, se escapa al fanatismo de la condena religiosa y/o ideológico política, para disfrutarlo liberados de toda pose de seriedad impuesta o autoimpuesta. Con esa actitud quedan superadas tanto las cazas de brujas cristianas o musulmanas por supuestas agresiones artísticas a Cristo o a Mahoma, y también el encorsetamiento supuestamente revolucionario (y de hecho anti-liberador) del “realismo socialista”, que censuró y fusiló a artistas de la vanguardia revolucionaria de la Rusia soviética (en especial cuando éstos optaron por formas de expresión abstractas). Agregábamos que un magnífico antídoto contra tal empobrecimiento ha sido el realismo mágico que debemos (entre otros) a Gabriel García Márquez, la narrativa filosófico-imaginaria del genial conservador Jorge Luis Borges , y la prosa histórico-poético-política de Eduardo Galeano.

Ahora bien, si el arte debe ser necesariamente libre de toda limitación dogmática, ¿cómo justificar nuestra postulación de una directriz-límite ética/o para la estética (y por ende para toda manifestación artística)? Respondemos a esa pregunta de la misma manera con la que respondimos a la cuestión de la limitación justificable a la investigación científica (por ejemplo, renunciando a la clonación de seres humanos); a saber, proponemos una auto-censura ética del artista y de toda persona que disfruta del arte y la belleza, por respeto a aquellas tres normas éticas fundamentales que nos obligan desde la gramática misma del lenguaje que usamos diariamente (aún antes de que nos hayamos dado cuenta que las mismas subyacen a la pregunta “¿ qué debo hacer?”, que nos hacemos casi a diario ante innúmeros dilemas de acción que van de lo más banal a lo más trascendente, y que es la instauradora de la Ética tout court, o sea, válida para todo ser humano, en la medida en que todo ser humano usa un lenguaje que contiene esa pregunta). Así queda justificada en base a la Ética, cuyas normas fundamentales son deducidas argumentativamente de la gramática de la pregunta que la instaura, y en especial en base a la tercera norma ética fundamental, el llamado de Guillermo Velasco a que cada persona debe (realizar y) disfrutar la belleza que no perjudique al medio ambiente. Ese llamado se aúna al viejo lema ecologista que nos exige reducir, reutilizar y reciclar los insumos y residuos (en una forma de vida-producción-distribución-consumo de contorno circular). Por nuestra parte hemos agregado a esas clásicas “tres R” otras tres: Reflexionar sobre qué Planeta queremos para nosotros y nuestros descendientes, Rechazar el consumismo y el despilfarro, y Revolucionar el capitalismo hacia el Ecomunitarismo. Simultáneamente incorporamos la exigencia ecológica de que las energías utilizadas en todos los ámbitos sean limpias y renovables (como, por ejemplo, la solar y la eólica).

A esa auto-limitación voluntaria agregábamos ya antes que, actuando con criterio pedagógico (e instruidos por Piaget acerca de los estadios de desarrollo lógico-racional y moral de los niños) es perfectamente entendible que se avise a los padres, responsables y público en general, que algunas expresiones artísticas no son aconsejables para niños y púberes.

Dentro del vasto universo que queda libremente abierto en el marco de esos límites, habrán de florecer y ser apreciadas las “cien flores” de las que nos habló Mao. Recordemos en lo que sigue qué líneas generales hemos esbozado, dentro de la perspectiva ético-ecomunitarista, para diferentes formas de expresión artística.

-La expresión lineal: oralidad, escritura y música-

A diferencia de quienes reivindicaron la primacía de lo escrito sobre lo oral, por simple cronología ontogenética y filogenética consideramos de primera importancia a la oralidad, para destacar que la libre expresión (amparada por la primera norma de la ética) es condición sine qua non de la estética ecomunitarista, tanto en su variante en prosa como en verso. Hay que notar que en la oralidad el arte es altamente ecológico (o sea, respetuoso de la tercera norma fundamental de la ética) pues no necesita consumir ningún material para expresarse. A su vez, en la expresión artística escrita los materiales deben ser minimizados, reutilizables y reciclables. En ésta vemos además, en especial en la poesía, la posibilidad de una combinación con la segunda norma de la ética, ofreciendo al potencial lector una gama de palabras/expresiones desarticuladas, para que el mismo las organice a su manera, ejerciendo la función de co-creador del poema (aunque el autor del mismo pueda ofrecer en la página siguiente su propia articulación de aquél “puzzle”).

La música, a su vez, abarca en la Humanidad una muy variada gama de tonalidades y cada una de ellas, sea por la familiaridad con la que nos toca,

o por el exotismo con que nos sorprende, nos enseña algo acerca de quiénes somos. El ecomunitarismo combate cotidianamente el empobrecimiento melódico (y temático y aún lingüístico) que supone el dominio exclusivo de una sola modalidad impuesta machaconamente y por intereses comerciales a través de la radio, la TV y medios de internet; como dijo Mao aquí ha de prevalecer el lema “¡que se abran cien flores!”, incluyendo especialmente las provenientes de las culturas originarias y negras en Nuestramérica pluricultural. En la perspectiva que es la nuestra hay que notar que la música ya usa en su casi totalidad materiales reciclables.

-La expresión en un plano: pintura, fotografía, cine, TV, computación gráfica-

La pintura ha alternado desde el origen de la Humanidad expresiones

figurativas y abstractas; así las pinturas rupestres nos muestran portentosos ejemplares de diversos animales, al tiempo que vemos en sus figuras humanas un proceso tendiente al abstraccionismo, por la simplificación de sus rasgos esenciales; a su vez los tatuajes corporales de los pueblos originarios, tanto en A. Latina como en Australia, por ejemplo, nos brindan espectáculos variados de arte abstracto. De esas fuentes hemos de rescatar la referencia implícita a la tercera norma fundamental de la ética, pues en esas culturas la Naturaleza concebida como Pacha Mama, llama a respetar-preservar la salud de humanos y no humanos por igual. No es por acaso que las pinturas de los pueblos originarios usan pigmentos digeribles naturalmente.

En orden cronológico la pintura ha sido continuada y enriquecida (al menos en la intención) sucesivamente por la fotografía, el cine, la TV y la computación gráfica. Aunque aquí es inevitable el consumo de ciertos materiales “duros” ha de exigirse su reciclaje cuando se considere que se han tornado descartables.

El cine y la TV aportan necesariamente el movimiento, y se han constituido en el principal objeto de consumo de masas de la industria supuestamente cultural. No decimos nada nuevo si observamos que tanto la reducción de la obra a la categoría de mercancía (en el contexto del arsenal de mercancías que caracteriza al capitalismo) como la estandarización simplificadora-masificadora-imbecilizante de muchas obras, aunadas al dominio imperialista de las producciones norteamericanas (que avasalla la rica diversidad cultural de la Humanidad, incluyendo la de A. Latina), habrán de ser superadas en perspectiva pluricultural ecomunitarista, tanto en su contenido como en la precaución ecológica en la hechura, difusión y disfrute de las obras.

La computación gráfica y todos los recursos computacionales accesibles por internet pueden ser vehículos para la reivindicación-enriquecimiento de tal diversidad en un intercambio cada vez más efectivamente planetario entre individuos y culturas. Nótese que el arte digital es frugal en la medida en que no usa otros materiales que no sean los de los dispositivos en los cuales es producido y los de la red que lo difunde.

La expresión estética de la Revolución cubana alcanzó en el cine su máximo nivel en los innovadores documentales de Santiago Álvarez (es cierto que, a veces, caricatural), y varias películas latinoamericanas o basadas en autores/realidades de A. Latina han reflejado con maestría el sentir de Nuestramérica (desde el optimismo romántico de “El amor en los tiempos del cólera”, inspirado en el libro homónimo de García Márquez, o la tragedia greco-carioca de “Orfeo Negro”, hasta la amargura existencial de la uruguaya “Whisky”, pasando por el realismo de denuncia de Glauber Rocha, en Brasil, o el realismo fantástico de “Relatos salvajes”, en Argentina). Ya que hemos hablado de la película “Orfeo Negro”, que transcurre durante el Carnaval de Río de Janeiro, celebramos el hecho de que las Escuelas de Samba de ese magno evento desde hace años confeccionan sus extraordinarios carruajes y fantasías con materiales que reutilizan y reciclan (y han dejado de usar plumas naturales).

Por otro lado constatamos que la TV suele ser tan mala (en su dimensión estética y potencialmente educativa) tanto en la rígida y oficialista TV estatal cubana, como en las tímidas emisoras públicas de los gobiernos llamados “progresistas” en A. Latina, y más aún en las crudas expresiones neoliberales-mercantilistas que dominan a casi todo nuestro continente (acaudilladas por el imperio de Televisa, del grupo Clarín y del imperio de la marca Globo, en la que hacen figura de excepción algunas notables producciones como “Tiempos Rebeldes”). A. Latina (y el mundo) tienen por delante el desafío de hacer de la TV inteligente conectada a internet lo que puede y debe llegar a ser en materia de educación y esparcimiento con contenido y calidad estética ecomunitarista.

-La expresión tridimensional: escultura, instalaciones, artesanía-

La escultura pasó de su fase exclusivamente figurativa a expresiones cada vez más libres, que se plasman también en diversas instalaciones. No obstante el ojo humano sigue deleitándose tanto con aquello que le recuerda a congéneres de la naturaleza como con formas enigmáticas que suscitan su interpretación (por cierto, siempre diversificada). Ese es el ojo que Marx (en sus “Manuscritos económico-filosófícos” de 1844) llamaba a humanizarse-naturalizarse cada vez más, renunciando al "posesivismo" capitalista. Incorporamos ese llamado a la visión ecomunitarista, agregándole la exigencia de que la escultura reduzca la cantidad de materiales que usa, y que los mismos sean reutilizables y/o reciclables.

A su vez la artesanía (como la propia palabra lo indica, a despecho de los detractores que la consideran un “mal arte menor”), ha sido desde el origen de la Humanidad forma de plasmación de intenciones estéticas. Así lo han mostrado desde siempre todas las culturas originales, que siempre la practicaron con materiales orgánicos de fácil digestión natural (a diferencia del vidrio, que ya era conocido en la antigua Roma). Y no por acaso, cuando la vanguardia estética del Octubre rojo fue censurada, alguno de sus cultores se refugiaron en la Fábrica de Cerámica de la URSS, para expresar en tazas y platillos su arte.

-La expresión corporal: danza, teatro, performances-

Wittgenstein había dicho en su “Tractatus” que de lo que no se puede hablar es mejor callar. De hecho Wittgenstein se equivocó totalmente cuando redujo el lenguaje humano a los enunciados (que son objeto de la Lógica clásica), como bien lo denunció implícitamente John L. Austin en su clásico “How to do things with words” (obra en la que nos basamos para deducir argumentativamente las normas fundamentales de la ética, ampliando la visión austiniana e incorporando el operador de condicional). Ahora bien, además de ese equívoco, que a partir de Austin hemos corregido, nos viene a la memoria una réplica que hace décadas le oímos a un filósofo argentino que expresó: “lo que no se puede decir, se baila”; aludía a la tradición indígena latinoamericana que funde al individuo con el grupo al que pertenece en una comunión no hablada que celebra-reafirma en cada danza ritual que se repite en cada actividad comunitaria a lo largo de los años y los siglos. En nuestra diversidad pluricultural latinoamericana combinamos esa fuente comunitaria de la danza con la libre expresión individual. Y lo “individual” ha llegado al paroxismo de que en las danzas actuales de los jóvenes cada persona baila literalmente sola; pero se ha de notar que aunque lo haga de esa manera, acude a un evento grupal para hacerlo (con lo que, más allá del individualismo fomentado por el capitalismo, sigue pulsando el “ser político” que desde Aristóteles sabemos que el ser humano es y no puede dejar de ser). Hay que notar que la danza es posible sin usar materiales de vestimentas especiales y/o escenografía, o minimizando a los unos y la otra.

El teatro sigue cumpliendo la función comunitaria que le asignó la Grecia clásica; y también ha incorporado la libre expresividad individual. Al mismo tiempo se ha abierto de más en más a la participación del espectador, llamándolo a ser también actor de la pieza (en posición dialógica, como lo exige la segunda norma ética fundamental), con lo que tiende a superarse la cultura capitalista de los “ídolos”, que son impuestos por los medios masivos de in-comunicación de masas que pretenden que los “individuos de a pie” renuncien a su propia capacidad creadora, pues la misma puede movilizarse hacia ¡la superación del capitalismo! Notemos también que el teatro con vocación ecológica es posible con una utilería minimizada.

La “performance” facilita la expresión estética individual reduciendo al mínimo la utilería necesaria para la expresión artística (según lo exige la tercera norma ética fundamental), y poniendo así esa manifestación al alcance de cualquier interesado (cabiendo después al público diferenciar los talentos, según los criterios que crea pertinentes, como sucede en cualquier otra actividad artística).

Bibliografía mínima


Sirio López Velasco, “Notas para una estética en óptica ecomunitarista (dese A. Latina”, in revista Dialectus, Ed. UFC, Fortaleza, Brasil, 2018, No 13, p. 143-154, in www.periodicos.ufc.br/dialectus/article/view/40084/95894



 

3


EFECTO BOOMERANG: EL AGRONEGOCIO DESTRUYE LA VIDA Y SE AUTODESTRUYE. EL ECOMUNITARISMO PRESERVA LA VIDA Y LA MEJORA

En Brasil y en A. Latina el gran agronegocio capitalista de la soja transgénica aumenta sus ganancias aumentando el área de producción y usando agrotóxicos que envenenan la tierra, el agua, el aire y a los seres vivos (incluyendo a los humanos). Para aumentar el área de su producción derriba progresivamente las florestas. Caso paradigmático de ese comportamiento es la extinción progresiva de la selva de la Amazonia brasileña y de los países vecinos. En Brasil se sabe que hay grandes propiedades capitalistas volcadas a la producción de soja, de ganado y/o a la explotación forestal que superan las 300 mil hectáreas de extensión y siguen creciendo. Ese gigantesco número de hectáreas con un solo dueño (individuo, empresa o Sociedad Anónima) existe incluso en el pequeño Uruguay, donde esos megalatifundios están dedicados a la industria de la forestación (con los árboles exóticos que son el eucaliptus y el pino) para la producción de pasta de celulosa (controlada por una multinacional finlandesa), y para la producción de soja transgénica o de arroz. Al mismo tiempo los gráficos adorados por los capitalistas y los economistas que son portavoces del capitalismo tienen como figura ideal la de una recta de crecimiento (de la producción, de las ganancias, del PIB) que se eleva de izquierda a derecha en el ángulo inclinado mayor posible (soñando con llegar a 90 grados).


Pero se olvidan de que en la naturaleza y la vida los fenómenos no se rigen por rectas, sino por loops de retroalimentación. Así, en un modelo simplificado de la relación entre una especie predadora y una que le sirve de presa para su alimentación, hay un equilibrio inestable que funciona de la siguiente manera: cuando la especie predadora aumenta progresivamente la cantidad de presas capturadas, las crías de las primeras se hacen más y más abundantes, al tiempo en que disminuyen progresivamente las crías y por consiguiente la población de la especie capturada; mas cuando esa disminución se hace aguda, falta comida para la especie predadora, que ve su mortalidad aumentar progresivamente; hasta que su disminución por ese aumento de mortalidad llega a ser tan significativa que disminuye significativamente la propia predación; con lo que comienza a crecer nuevamente y progresivamente la población de la especie predada (pues ahora es menos capturada), hasta que se vuelve a la relación original entre ambas especies; y así ocurre sucesivamente en una serie indefinida de loops de retroalimentación que permite la sobrevivencia de ambas especies. Inspirándonos de ese modelo podemos proponer una interpretación de “efecto boomerang” (que no es un tipo de loop como el antes citado)para entender lo que está sucediendo con el agronegocio. Constatamos que las investigaciones científicas internacionales han permitido comprobar con números precisos en estos dos últimos años un hecho que la teoría sospechaba desde antes: como las selvas son una fuente importante de la evaporación que da lugar a las nubes y en consecuencia a la lluvia, la disminución de las áreas de selva lleva a la disminución de la cantidad de lluvia.


Resultado –y esto lo agregamos nosotros- en Brasil y los países que comparten la Amazonia, el agronegocio está serruchando la rama en la que está sentado; porque al ir acabando con la selva, va disminuyendo la cantidad de lluvia, o sea la cantidad del agua indispensable para que sobrevivan sus plantaciones (como las de soja transgénica) y sus grandes rebaños de ganado. Así el agronegocio capitalista está operando activamente, a causa de un efecto boomerang, en favor de su propia ruina. (Es como si la especie predadora a la que nos referimos antes, acabase con la especie que le sirve de alimentación; haciéndolo se condena ella misma a la extinción, por falta de alimento). Ese hecho ahora comprobado con números precisos agrega otro elemento a la vasta serie de argumentos favorables: a) a la preservación-regeneración de las florestas (como lo exige la tercera norma fundamental de la Ética), b) al combate contra los megamonocultivos (más aún cuando usan masivamente agrotóxicos), y, c) al establecimiento de una economía en la que los seres humanos se reconcilien entre sí y con el resto de la naturaleza. Esa es la economía defendida por el Ecomunitarismo: a) ecológica y sin patrones, y, en la agroindustria, basada en la agricultura orgánica practicada en propiedades comunitarias (en A. Latina indígenas o negras), estatales, cooperativas o familiares, que nunca pueden exceder el tamaño ecológicamente razonable según el ecosistema del lugar del que se trate, b) que aplique el lema “de cada un@ según su capacidad y a cada un@ según su necesidad, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad” (para que cada persona pueda desarrollarse como individuo universal gracias al amparo de su comunidad, y lo haga con respeto y solidaridad hacia las culturas diferentes de la suya propia, y preservando-regenerando la naturaleza no humana), c) que utilice sólo energías limpias y renovables (como la eólica y la solar, por ejemplo), d) que aplique las “6R”: Reflexionar sobre qué Planeta queremos para nosotros y nuestros descendientes, Rechazar el consumismo y el despilfarro (practicando la frugalidad voluntaria), Reducir-Reutilizar-Reciclar insumos y residuos, y Revolucionar el capitalismo hacia el Ecomunitarismo, y, e) que complete el viejo slogan ecologista como sigue: Pensar globalmente y actuar localmente, pensar globalmente y actuar globalmente (porque hay problemas que sólo la Humanidad actuando en conjunto podrá resolver, como lo es el del cambio climático), y pensar localmente y actuar globalmente (porque hay problemas locales que sólo la cooperación internacional podrá hacer solubles, como lo es hoy el caso de las muertes por COVID-19 en países tan pobres que no pueden comprar vacunas, y que sólo podrán vacunar a su población si la solidaridad internacional los provee de las dosis necesarias).


 

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