Escrito por Andrés Césped
Imagen liberada por pixnio.com
Hay molinos en el pensamiento
Que clavan cruces en las cosas
Hasta saltar de abismo en abismo
Esta noche es asquerosa de soledad
Como siempre camino entre la sombra de la casa
Salgo y una liana cuelga entre los postes
De la última esquina
Emito cantos sin saberlos de mi cuerpo
Que contornean las alas desplumadas
Del sentido huérfano del mundo
Y bebo la sangre opaca del sexo
arrojado a los cuerpos de mi cuerpo
A veces suelo escapar por las orillas del abismo
Con un traje encarnado en delirios e incertidumbres frescas.
Los nuevos puentealtinos siguen la ofrenda de las conspiraciones
En la extensa superficie de este burdo
Hemos de abatirnos por el grito de raíz
Y escurrirnos por entre las frías ramas de las cunetas
Sobrepobladas de basura
Donde se levanta un falso perfil de Manuel Rodríguez
Cabizbajo de tanto azufre masticado por el viento
Este puente tambalea a veces en la pasta base o en la cocaína
Que nos tumba el alma desde adentro
Y cual manzana podrida de reluciente cáscara
Antes de terminar el postre
La verdad nos manda al baño de una.
Todo huele a nauseabundas aspiraciones
Concha y toro con gandarillas
Es un popurrí de olores y sonidos aplastados
Estrecho de injusticias rumiando con choreza
La asumida esclavitud que diluye la memoria
Esa condición de entrada y salida
De los artefactos cotidianos de la maquinaria
De la muerte.
No quiero despertar mi sueño esta mañana
Cataratas de cerrazón nublan el interior de mis ojos
No quiero levantar la sábana que cubre mis heridas
En la tierra de los unísonos sumergimientos
Ver por la ventana las entrañas esparcidas de este tiempo
Me devuelve al silencio lúgubre de esta cama solitaria
Somos presa fácil cual mosca en un tarro sin fondo
Y de tantas prendas el vuelo nos cae hasta la sombra
Todas la calles de Puente alto aúllan hacía la montaña
Los espíritus se aparecen por las noches junto a la tristeza
Yo no quiero abrir otro día los ojos
Pero también la muerte me apunta con sus dedos de burla.
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