Mares del norte
Condenada a navegar en los mares del norte
como El holandés errante en la tormenta
busco la transitoria dádiva en la marea del obligado encierro...
Una fuerza centrífuga me eleva
anochece mi servidumbre diurna
todo en la ciudad sabe a peligro
a tristes sepias,
a soledad vinagre.
Acecho la ebriedad del punto muerto
y como animal feroz mi voz elevo en abanico abierto.
Rompo el cerco de silencio
jaula que me apresó sin dame cuenta
destrono al dictador siniestro
el último ordenador que me condena.
Renuncio a mis archivos personales
con memoria virgen me declaro
renazco con mente ingrávida
liviana
y me perpetúo en su fugacidad.
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